domingo, 8 de marzo de 2015

No solo cosechas lo que siembras

Sucedió que alguna vez un hombre se decidió a conseguir la mejor cosecha de su vida, así que se dio a la tarea de buscar y elegir con cuidado la mejor calidad en lo que necesitaba.

Eran tantas sus ganas de cosechar que sembró con ansia y premura, pues no podía esperar a conseguir lo que tanto deseó.

Llegado el momento de la cosecha, se entristeció al ver que los frutos de su trabajo no eran lo que esperaba; sus verduras parecían ser sabrosas, pero al probarlas el sabor era algo amargo y esto lo entristeció.

Confundido, una mujer que pasaba le vio con ternura y le preguntó qué era lo que le pensaba, a lo cual el hombre respondió: "He sembrado la mejor semilla, utilicé solo el mejor abono y planté con el agua más fresca sobre la tierra más fértil. ¿Porqué entonces la vida me paga con una cosecha tan amarga? ¿Qué acaso uno no cosecha lo que siembra?

La mujer sonrió y con ternura le dijo: "Uno no solo cosecha lo que siembra, también cosechamos según como lo sembramos. Tus ingredientes han sido los mejores, pero tu siembra ha sido apresurada y llena de ansia, y por eso tus verduras se amargaron por tanta presión".

"No solo cosechas lo que siembras, sino también uno cosecha de la manera en que sembró". El hombre se dijo a si mismo estas palabras y con ayuda de la mujer, de nuevo lo intentó.

JY.